No vivas lamentando tus heridas.

“ Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo”.Nehemías 1:4
LECTURA DEL DÍA: NEHEMIAS 1:1-4. 

En algún momento escuche esto: “El espejo retrovisor en un auto es pequeño y el parabrisas es grande, porque hacia dónde te diriges es mucho más importante que lo que dejaste atrás”. El problema es que vivimos siempre viendo al pasado, recordando los años maravillosos y no viendo que tenemos en Dios un futuro mayor. Imagina por un momento si Nehemías se hubiera quedado llorando al recibir las noticias nada prometedoras del pueblo de Israel en Jerusalén. ¿Qué hubiera pasado con él? Seguramente nada.

Queridos, Dios quiere cosas hermosas para Su pueblo. Pero necesitamos levantarnos, confiar y ponernos en marcha. Hoy es momento de avanzar y no quedarnos lamentando por las heridas del pasado. 

Nehemías estaba preocupado por Jerusalén porque era la ciudad santa de los judíos. Nehemías rompió a llorar cuando escuchó que el muro de Jerusalén seguía en ruinas. Nehemías estaba muy afligido por la condición de Jerusalén, pero no lo dejó así. No se quedó llorando o recordando lo bonito que era o las cosas maravillosas que contaban del pasado.

Después de su pena inicial, volcó su corazón en Dios y buscó la forma de mejorar la situación.Después, recurrió a todos sus recursos de conocimiento, experiencia y organización para determinar qué se debía hacer. Cuando te lleguen noticias trágicas, ora primero y pide la sabiduría necesaria para las acciones a emprender. Luego busca la forma de actuar más allá de la pena y tomar medidas específicas que ayuden a los que lo necesitan.

"Cuando lleguen momento en los cuales dudes que Dios puede ayudarte, voltea a ver la creación porque fue preparada especialmente para ti”